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¡Éntrale a la paranoia!

lunes, 26 de noviembre de 2007

FARMACIAS DE SIMILARES - Mejor que el IMSS

Cuando nos enfermamos accedemos a un estado de consciencia con pensamientos (parásitos o no) sobre el abandono. Pensar en el IMSS (Seguro Social) o ISSSTE es pensar en abandono, malos tratos, humillaciones, horas interminables tirado en una sala de espera sucia, trato déspota por parte de seres humanos encabronados con su vida y su chamba, negación rotunda del servicio si no presentas tu carnet de afiliación... En general, pensar en ir a esos lugares es pensar en mejor irse atendiendo solo, pagando el precio.



Estaba a punto de practicarme una laparoscopía con pulma Bic, inyectarme con la pistola del silicón, hacerme una operación a corazón abierto con tijeras, cuando recordé al Dr. Simi. "No estaría de más, no pierdo nada", me dije. Así que solicité me ayudaran a bajarme la anestesia que traía encima y me llevaran con el Dr. Simi más cercano.


Sólo esperé 15 minutos para que me atendieran. La atención médica fue correcta, preguntas, examenes superficiales, acuéstese ahí para el tamborcito en la panza, que si los ojos, que si la garganta, que si la edad, el peso, el cigarro, el alcohol, las salsas de mi corazón, que si justo hoy había decidido volver a consumir café que mejor le baje, etc... Como hasta espacio para reflexionar tuve mientras la distinguida galena atinadamente escribía sobre la receta, recordé que Paco de León, de Trevor, me había contado que la última visita que hizo al Seguro Social, IMSS, lo tuvieron de su tonto ahí como 7 horas para después negarle el servicio por no traer su carajada tarjeta ésa que te dan, posteriormente y muriendo de bronquitis, tuvo que regresar al otro día, esperar otras 7 horas para ser atendido, una vez dentro del consultorio no pasaron ni 7 minutos, ya estaba fuera con todo y receta de medicamentos que obviamente no pudo surtir por inexistencia en farmacia... Me dijo que el doctor ni se le había acercado, que difícilmente volteó a verlo dos veces... Final feliz: pidió una lana prestada y se fue a atender en una clínica (a las que entras sólo con la tarjeta de crédito como identificación), y se salvó de una complicación de bronconeumonía.


También recuerdo que Kalako me dijo una vez que hasta le reclamó al médico porque ni siquiera había volteado a ver a su niña y ya le estaba recetando. Recordé mi última ocasión en el IMSS (publicada AQUÍ), y la verdad, por 130 pesos con todo y medicamentos, prefiero mil veces a las Farmacias de Similares que andar aportando a una institución en crisis humanitaria, el IMSS.















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