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miércoles, 5 de septiembre de 2007

AHI VIENE EL MONINA!!! Relatos Pachecos

Eran principios de los ochenta y por la ciudad de Guanajuato vagaba un singular personaje apodado "El Monina", la mas pura imagen del vagabundo, obviamente muy sucio, de cabellera embarañada, vestia con harapos, gritaba por las calles, y aquello, que para mi en esa epoca era algo asi como que su instrumento de terror, era que siempre cargaba un costal, y era mas bien ese misterio, de que traia en el.

Lo que comentaba la gente sobre el, era que se comia lo de adentro de las pilas, que algunas veces amanecia con dolores fortisimos ya que sus gritos eran escuchados por todo el vecindario en turno de hospedaje informal del Monina y tal vez lo mas comentado, sobre su sexo, que de acuerdo a una vivencia que tuvo con unos estudiantes altruistas se descarta la opcion que se decia que no era el Monina sino la Monina.

Conocido en toda la ciudad, no faltaba quien te relatara una experiencia o un encuentro con El Monina, yo claro, que tengo algunas por relatar, aun tengo aquellos recuerdos tan frescos, porque el encontrarse con El Monina eso era, era toda una experiencia.

Tal vez la mas memorable, ja! Jugaba por la calle donde vivia, no lo vimos llegar, solo cuando estaba cerca de nosotros nos gritaron: Ahi viene el Monina!! Cuando voltie lo vi como a casi un metro de mi, jajajaja que susto fue aquel, ahi voy corriendo a mi casa junto con los demas chavales con los que jugaba, todos en sus casas asomados por las ventanas lo veian pasar, me acuerdo, esa vez llego a la tiendita de doña Chata, enfrente de mi casa, una tienda que solo lo que vendia era cocas y combustibles pal boiler, ahi el Monina se acerco a pedir taco, mismo que le dieron a las puertas de la tiendita, ya fue como comenzamos a salir a la puerta de nuestras casas y ver como el Monina seguia hablando con la boca llena de los tacos de arroz que le habia ofrecido la Chata, cuando termino de comer tomo su costal y siguio callejoneando.

Ah, cuando iba en el camion con mi apa y que adelantito se sube, yo pense que el camionero se negaria a echarle raite, pero no al contrario, lo subio y que se sienta enfrente de nosotros, mi nerviosismo fue notable, al ver que el Monina se acercaba y cada vez con mas miras a ser nuestro vecino de asiento, y asi fue; entonces mi jefe me mira y me dice que me tranquilice, que no hay problema, que estaba "lorenzo", trate de tranquilizarme, nerviosillo y todo pero no dejaba de verlo, mi asombro fue mas cuando vi que urgaba entre sus andrajos y verlo sacar una moneda de diez varos, de esas octagonales, con el cura Hidalgo, me asombre mas cuando vi que esta se la introducia a la boca y se disponia a saborearla cual si fuera un caramelo, y asi, se la pasaba de un lado a otro y su leguaje convertido en un completo galimatias, nos bajamos del camion y el seguia en su viaje y disfrutando su golosina.

Al bajarme le pregunte a mi papa que si se habia dado cuenta de lo que hacia con la moneda, el solo me contesto: "No te digo que esta bien lorenzo", yo segui, pero ahora preguntandome a que rayos le sabria aquello....yo ese dia llegue a mi casa con el estomago revuelto y comentandole a todos esa experiencia en el camion.

Chale, yo le tenia miedo al Monina, pero lo que si me hizo sentir mucha pena por el fue una vez, que para variar, esperaba el camion ahora con mi carnala, el Monina disfrutaba de una coca en bolsa, pero para su mala suerte habia chavos gandallas por ahi cerca y que le quitan su coca y que se la derraman al suelo, enseguida se echaron a correr y solo se quedo el Monina llorando a grito abierto y tratando de rescatar "algo" del liquido del suelo a la bolsa y solo decia: "...Mi coooooooooca..." varias veces, me trepe al camion y el seguia con su pena. Pobrecito Monina veda Lupe? le decia a mi carnala.

Asi como habia gente "mal pedo" con el Monina, tambien habia gente que tal vez lo protegia, como la Chata al darle el taco, el urbanero al echarle raite, ah pero que tal aquellos compas de ingenieria, un grupo de estudiantes que no eran de la ciudad pero estudiaban en la Universidad, un buen dia agarran al Monina y lo rapan, lo bañan y le dan ropa, ese dia sin duda, tuvo que ser memorable para el, seguia cargando su costal, y todo mundo comentaba que por fin lo habian bañado, a mi claro que me toco verlo con sus nuevos atuendos.

Siguio vagando ya tiempo despues no se supo mas de el, no falto quien ya lo habia matado o inventado algun final, pero lo mas sonado fue que unas personas, de esas mojigatas que vieron al Monina como nocivo para la ciudad, le pagaron un viaje a la vecina ciudad de Irapuato, pa que siguiera vagando por otra ciudad, desde entonces todo fue un misterio, no se supo mas de el, alguien si tiene algun dato favor de proporcionarlo o contar alguna experiencia sobre este mitico personaje sera de mucha ayuda, para nuestro acervo cultural del Monina, ja! pero para mi en ese entonces, la desaparicion del Monina fue como un alivio, nunca me hizo nada, pero el miedillo estaba ahi.

Monina, donde quiera que estes, solo te quiero decir que tu recuerdo sigue en muchas mentes.


















4 comentarios:

Anónimo dijo...

Io se la verdad de la desaparicion del monina:
claro que un grupo perverso de catolicos intransigentes intolerantes y enfermos vieron mala imagen para la ciudad colonial en el monina y lo echaron de la ciudad. malditos mochos.

Anónimo dijo...

si loko guanajuato es el principal productor de dementes vagabundos de todo el mundo, aita el jondias marchoccio, el gorras, el oso, un chingo

Alejandra dijo...

También era mi terror "el Monina", una vez caminaba con mi mamá a la escuela, de repente que le veo venir, sentí que se me bajó la sangre hasta el piso, éramos las tres únicas personas en ese solitario callejón, como a mi mamá le gustaba saludarlo, se detuvo y él enseguida fijó su atención en mi muy entusiasmado (dice mi mamá que le gustaban mucho los niños, como que quería jugar o algo así), yo, muerta de miedo pensé que en ese momento era mi fin, mi peor pesadilla ahí tan real y frente a mi, para mi desgracia a mi mamá se le ocurrió decirme: "salúdalo, no te hace nada".. Ni tarde ni perezoso "el Monina" extendió su sucia mano esperando que le diera la mía, y yo después de pensarle unos segundos, lentamente y titubeante llevé mi manita temblorosa hasta dársela, todo pasó tan lento, mientras tanto yo creía que de esa ya no saldría, me sentí perdida y estaba convencida de que ahora yo acabaría en su costal como siempre lo había temido. Ya que el mal trago pasó, sentí un alivio cuando al fin se retiraba, eso sí, muy contento por nuestro encuentro, jajajaja qué cosa! Tanto terror que provocaba ese pobre muchacho o muchacha, y ahora que hago consciencia, me da lástima al entender que era tan indefenso y que necesitaba ayuda. No era viejo, era joven, ciertamente de repente ya no lo vimos en las calles de la ciudad (lo que para mi también fue un alivio), pero espero que haya sido porque alguien lo ayudó y lo llevó a un albergue o algo así, ojalá que sí, pues qué triste una vida así y lamentablemente hay muchas personas que se encuentran en esa situación. Gracias por compartir tus anécdotas en este blog, mi mamá y yo nos acordamos de él y de su repetitiva frase "¿se enojó Lupe, verdad?", nos dio gusto al encontrar tus relatos y saber que no somos las únicas que lo recordamos :)

CÓNCLAVE dijo...

Cierto, yo también me acuerdo del Monina, pero más suspenso del bueno y recuerdos de chamaco con el ROBACHICOS, cuento de DENECK INZUNZA (http://escombrismo.blogspot.com/2008/01/robachicos-iris-deseo-y-otros-relatos.html), y es que Guanajuato es productor de locos.

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